ESCRIBIDME A:
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P I C N I C
No sé si, premiado con el Pulitzer, la obra de teatro PICNIC de William Inge, autor de "Come Back Little Sheba" y "Bus Stop", es genial o no, pero la película que sacaron de PICNIC el guionista-dialoguista Taradash y el director Joshua Logan, que ya la habían montado previamente en un teatro de Broadway, está muy cerca de serlo, o tal vez pase esa genialidad para formar parte de esa obras de arte que tantos recuerdos nos traen. Sin lugar a no equivocarme PICNIC es tan mía, como míos son los dedos que se deslizan por el teclado de mi ordenador, intentando rendir justo homenaje a un film que destila sexo, libertad y amor por sus cuatro costados.
Joshua Logan, sin agresividades inútiles ni excesivos sentimentalismos, pero con
una lucidez cruel, que centra su mirada sobre un mundo de costumbres, pincelada
tras pincelada dibuja para nosotros un pequeño retrato de América a través de
este trozo de vida. Si para apreciar todas las virtudes de una película es
preciso verla varias veces, se hace y en PICNIC resulta perceptible en un primer
visionado. Es la única razón que justifica que ‘PICNIC pueda gustar más que un
film de Renoir. Prolongando la comparación, podemos decir ambos directores son
algo más que precursores en contar historias, plasmándolas magistralmente en
imágenes. Ellos ofrecen el amor en una visión carnal y a la vez desencantada, y
sus historia son elixir y lo presenta bajo la verdad: como suelen presentarse
las historias en la pantalla
ARGUMENTO
“En una pequeña ciudad de Kansas aterriza un buen día William Holden, mugriento, bronceado y desaliñado. A cambio de una buena comida, le quema los trastos viejos a una anciana señora que, de propina, le lava la camisa. Entre tanto, con el pecho desnudo, conoce a una guapa chica, Kim Novak, y a su hermana menor, Susan Strasberg. Con la camisa limpia. Holden visita por fin a Cliff Robertson, un rico compañero del colegio, prometido de Kim Novak. A la mañana siguiente tiene lugar un gran picnic tradicional, lo que en España llamaríamos una romería, que dura todo el domingo. Holden se muestra particularmente atractivo, baila, se insinua, bromea sin descanso, y tiene que parar los pies bien pronto a una institutriz –Rosalind Russell, que ha bebido demasiado whisky. Como él se resiste, ella le insulta y, disgustado, se libra del embrollo rescatado por Kim Novak. Holden se pelea con su viejo amigo y con la policía. Se escapa en un tren de mercancías después de haberle pedido a Kim Novak que vaya a reunirse con él a Tulsa. Esta, a pesar de las lágrimas de su madre, va en su busca en autobús."
La película desarrolla una historia de personajes insatisfechos, ubicada en un lugar indefinido, aislado y extraño. Millie se siente insatisfecha porque no se encuentra guapa y la atención de quienes la rodean se concentra en su hermana. La protagonista, Magda, se siente contrariada porque todos se fijan en su atractivo físico y no prestan atención a sus otras cualidades. Rosemary, maestra, sufre por su estigma de solterona y la apatía de su novio Howard Bevans. La madre, Flo (Betty Fields), se siente desolada porque se ve impotente para evitar que su hija Magda repita los errores que cometió ella a su edad. El más insatisfecho es Hal Carter, que arrastra una historia tortuosa familiar (padre alcohólico) y personal (condena por robo), pero desea ordenar su vida. Con motivo de la fiesta campestre del Día del Trabajo en Riverside Park, las pasiones ocultas se desbordan y enfrentan a los personajes con sus debilidades y frustraciones. La sensualidad y el erotismo alcanzan su cenit en el baile de los dos protagonistas al compás de la bonita canción "Moonglow". El amor de Hal y Magda es fuente de tensiones, conflictos y venganzas. La obra está sembrada de un humor ácido y crítico.
La música aporta una partitura orquestal solemne y dramática, con intervalos románticos, al estilo de Leonard Bernstein. Añade piezas de baile, como el "Madison" y otros. La fotografía, luminosa y colorista de día, alcanza niveles culminantes en las escenas nocturnas. A destacar el magnífico cartel de Joan Miró del dormitorio de las hermanas Owens. Las interpretaciones de Holden y Novak sobresalen por su buena química y convicción. Les acompaña un elenco de excelentes secundarias. Película de gran fuerza dramática, que encumbró a Kim Novak como actriz y sex symbol.
"Picnic" es la mejor película de Joshua Logan. Un director que apenas filmó diez películas y al que la mayoría de los hombres, estaremos eternamente agradecidos por mostrarnos los planos más hermosos de Kim Novak. Logan nos presenta, en una película de marcado carácter teatral, a unos personajes atormentados y, su mayor logro, es que con unas breves pinceladas y con una magnífica elección y dirección de actores, consigue una identificación inmediata por parte del espectador con algunos de estos personajes. Porque esta es una película, por encima de todo, de personajes y Logan no necesita más. No hay grandes, ni siquiera buenos diálogos. Y eso, nos identifica aún más. Hablan, ríen y lloran como lo haríamos nosotros. Sin alardes, sin máscaras. Todos los personajes de "Picnic" demandan amor y ¡Qué diablos!,¿No es lo que buscamos nosotros de una u otra manera? También el valor y el poder de las pequeñas cosas nos admira: el sencillo vestido de Novak la hace doblemente hermosa y las viejas botas de Holden lo hacen doblemente viril. El acierto o, podíamos llamar milagro, es casi absoluto en cuanto a la elección de actores y actrices. Sus interpretaciones son extraordinarias. El único lunar Cliff Robertson, su personaje que desentona al lado de tanto fenómeno.
Los personajes corresponden casi todos a modelos emblemáticos que definen muy bien las distintas posturas ante la vida: el hombre maduro y tarambana que desea sentar la cabeza, el solterón que se niega a abandonar su cómodo estado, la solterona independiente y reprimida que ya no soporta su soledad, la chica guapa que está deseosa de que la consideren por algo más que por su belleza, la hermana inteligente pero acomplejada y con un poso de envidia, la madre que busca egoístamente la mejor unión para su hija olvidándose un poco de su futura felicidad, las vecinas cotillas, el amigo rico y engreído... pero sobre todo, ese personaje que es la América profunda y conservadora, cerrada y puritana, que pocos años después tuvo que enfrentar el formidable reto de afrontar radicales cambios sociales, culturales y morales.
Considerada en su estreno como una película escandalosa, por el osado tratamiento que daba a algunos de sus temas -hoy todas esas discusiones son vanas- aparece ahora ante nuestros ojos como un melodrama de encendida y desesperada pasión pero también retrato de la callada pero vociferante agonía de las vidas y deseos insatisfechos, amargo análisis de un mundo femenino de frustraciones, planes de futuro pospuestos y abrumador terror a la soledad.
Entre las mayores cualidades del film destacaría la historia de los dos desgraciados personajes protagonistas, con su canto a la fugacidad y a la fragilidad de la belleza -“…y de qué sirve ser sólo bonita”-, el gran uso que Logan hace del formato panorámico, con una esplendorosa fotografía de James Wong Howe, el indudable atractivo varonil de William Holden, con su impresionante torso desnudo, el enorme trabajo de los secundarios –Arthur O’Connell y la veterana Rosalind Russell- y en especial la sensible interpretación de esa fenomenal actriz que fue Susan Strasberg en el papel de Millie Owens.
Siento cierta semejanza a los obras de Tennessee Williams, William Inge cuenta su historia en paralelos similares a las obras de Williams, pero en tono menor, menos complicado, pero cargado de sexo por los cuatro costados: el baile en el embarcadero, las miradas de una esplendida Rosalind Russel sobre el cuerpo semidesnudo de Holden, el cambio intelectual de la hermana pequeña, y sobre todas las cosas la atracción que Kim Novak va sintiendo desde el comienzo sobre la libertad, la hombría sudorosa del macho, y las ansias de sentirse mujer. Son muchas las connotaciones que yo saco del maestro Williams, sin pretender compararla a ninguna de sus obras, no es mi intención, solo quiero hacer hincapié en este detalle, porque tanto Inge, como Williams, se apresuran a retratar de forma magistral el interior humano de una familia, de unos sentimientos siempre escondidos, con la diferencia que la pluma de Tennessee es mas descarnada, presente siempre, plano tras plano, y en Inge, el entorno, el picnic y aburrimiento de un pueblo, se elevan por encima, en ciertas ocasiones por sus propios personajes. En resumen son dos gigantes de la literatura americana dignos de tener en cuenta, tanto la obra literaria, premiada por el Pulitzer, como el esplendido film, dirigido por un maestro Joshua Logan, que ya nos dió títulos tan respetables y admirados como BUS STOP y CAMELOT.
El cineasta francés Francois Truffaut, antes de ganar notoriedad entre el gran público como director, había ya destacado en la crítica cinematográfica en la reputada revista “Cahiers du Cinema”. De su labor como crítico realizó una selección de las mismas, las cuales fueron publicadas en un interesante libro titulado: "Les Films Ma Vie", editado en su versión en español en 1975 por Ediciones Mensajero y en el cual, como el nombre nos los indica, recopila textos que le permiten o más bien aquellos en que destaca positivamente la obra de cineastas que le resultan de su gusto y a los que siempre ha rendido culto. De hecho en su filmografía hay siempre mención a su clásicos indispensables.. Dentro de esta recopilación viene su articulo sobre la película “Picnic”, cuando fue estrenada en Francia en 1955., hace mas de 55 años, apelando con justicia que mantiene su vigencia, y que fué el trampolín apropiado para consagrar con justicia a Kim Novak, como uno de las grandes nombres de los años cincuenta.
Si existen en la larga historia del cine dos bailes donde que sugieren noches de placer, pasiones inconfesables y erotismo en grado muy alto, estaríamos nombrando a Rita Hayworth en GILDA, y a Kim Novak en PICNIC, ambas actrices, nos introducen de manera sutil en un mundo de insinuación, salpicado con licor procedente de las mejores bodegas del mundo, donde nadie puede quedar indiferente. Recuerdo que tanto una actriz como otra, elevaron la libido de los hombres y mujeres del mundo a unas cuotas que solo en estos notables films se puede apreciar. ¿Quien no notó elevarse viéndolas? ¿o quien ha podido olvidar ese calido frescor que derrocha Kim, acercándose lentamente hacia Holden, o el glamour del mítico baile de Rita. Son dos iconos que se aferraron a nuestra mente de cinéfilos, y no pueden salir de allí.
En PICNIC, Joshua Logan deja que elijamos nuestras emociones. Podemos reír o llorar con las excentricidades de los personajes. Cada idea, está expresada con lo que tiene de patético y gracioso. Si Joshua Logan hubiera sido más joven, habría hecho de PICNIC una película al mismo tiempo cruel, ambiciosa y también más ingenua, pero sus cuarenta y ocho años, su volubilidad y su excelente buen humor, le permiten dominar el tema y abordarlo con una distanciación, que a mi me parece plausible. Demos pues la bienvenida a Joshua Logan, un gran director de quién Jacques Rivette dijo;
"Es Elia Kazan multiplicado por Robert Aldrich".
Frase mas que acertada, porque PICNIC me recuerda a AL ESTE DEL EDEN, por la delicadeza de los rasgos. Tras ver PICNIC y BUS STOP, uno saca la conclusión de haberse encontrado de golpe con un cineasta enormemente dotado para el cine, por su dirección de actores, por su precisa cámara, el enriquecimiento de sus guiones, el valor que dá a cada una de las ideas que cruzan su mente. Siempre he tenido a Joshua Logan como un tremendo artesano de la dirección, un maestro que jamás puede fallar en sus películas, salvo que se lo proponga. Estamos ante un hombre que además nunca se dejó domesticar fácilmente, como lo demuestra su abandono de Hollywood en el año 1935, mientras rodaba HISTORY IS MADE TONIGHT, que de haberla terminado hubiera su primer filme como director.
PICNIC, es una película de una invención
continua y de una gran inspiración en cada imagen. Cuando le place, Logan
nos hace reír en medio de la escena mas triste, o al revés, nos aprieta literalmente la garganta. Y
así el publico sufre, vive, rie y sueña con vivir en aquel pequeño pueblo,
imagina tener a una vecina propia de un film de Disney, admira la inteligencia
de una jovencísima Susan Strasbergla, aprecia hipnotizado el enorme atractivo
físico de una Kim fascinante, mientras nos deja asombrados el torso desnudo
de Holden. A todos los reúne en un pictórico Picnic mas propio de cualquier
museo del mundo, mientras la actriz Rosalind Russell nos guía con una
interpretación antológica, por el alma humana, mientras le ahogan los
sentimientos..... Ahí está la imagen que inspira, ahí queda la invención de un
maestro y nosotros nos rendimos ante su sutileza, dejándonos enamorar como si en
aquel embarcadero a la luz de la luna, se nos acercase un ángel agitando sus
alas en busca de un ser desvalido.
Me encanta PICNIC, corrijo muy a pesar mío,
me fascina Kim Novak.
desde que la disfruté por primera vez en VÉRTIGO, hace años. Me enamoré de su
cálida belleza nórdica de Chicago. Está perfecta en su papel de joven, aunque
parece mayor que su personaje, seguramente para no inquietar a la censura,
enamoradiza, vitalista... y
encorsetada en una familia venida a menos, en su siempre lucha por la
eterna búsqueda de la felicidad.
Es una de esas
historias que proporcionan pequeñas dosis de felicidad que
necesitamos para poner el mundo patas arriba. William Holden, un acabado de la vida, un perdedor trotamundos, un alma perdida que vaga
sin rumbo por el medio. Holden protagoniza la inesperada conquista de una joven atada a un destino injusto,
a un novio subnormal, a una madre acaparadora... que obtiene el oxígeno de su
descomunal belleza, y de una hermana que merece un punto y aparte.
Todo es posible en el cine, por eso es mágico y maravilloso en PICNIC, porque
llegas a un lugar perdido, tedioso y de aquellos en que nunca pasa nada, sin
ninguna pretensión, y con el solo objeto de tratar de vivir un poco de un
antiguo amigo rico... y se enamore de tí, casi sin quererlo, un magnífico
ejemplar de belleza, que además contiene una pasión que se va a desbocar en el
contexto de un inofensivo picnic. Se llama Kim Novak, y tras ese exótico nombre se
oculta una actriz de torso turgente, maquillaje sensual, véanse los primeros
planos de sus labios y un cuerpo que derrite hasta los mismos camiones de
helados.
Cuando le fué propuesto el papel principal masculino a Paúl Newman, el actor puso muchos inconvenientes, exigía un elevado porcentaje en los beneficios de taquilla, y la sustitución de Kim Novak, cláusula que le parecía incomprensible a la productora, aparte que Joshua Logan no estaba dispuesto a dejar escapar a Kim por los caprichos de un actor que estaba en su mejor momento. Holden sufrió las pruebas, y en cuento le vieron el torso moreno, brillante y sensual, Logan supo rápidamente que la pareja protagonista sería Kim y Holden. Paul Newman que era famoso por sus poderes y conquistas en el mundillo de Hollywood, no admitió ser rechazado y puso varios querellas a la productora, pero las perdió todas, y nunca quiso pronunciarse a favor de PICNIC, ni hizo declaraciones sobre el film en toda su vida. Pero sus seres mas cercanos sabían que PICNIC había sido visionada por Newman varias veces, considerándola un gran film.
Los otros personajes muestran a su vez esta soledad de la que hablo: La madre es
una mujer sola, que solamente añora ver a su hija casada con el “mejor” partido
del pueblo; la hermana personifica la típica adolescente atormentada por el tema
de la belleza; Clift Robertson el amigo universitario millonario es un personaje
inseguro ya que vive a la sombra de su padre, el cual da a entender su objeción
a la relación amorosa que pretende encaminar su hijo. La película nos habla
igualmente de temas polémicos como el alcoholismo, el abuso infantil, la
promiscuidad, y de actitudes propias de la época y que muchas veces vemos en
nuestra propia actualidad como es la necesidad que sienten muchas mujeres y en
especial sus familias de que sus hijas se casen antes de cumplir los 30.
Quiero señalar nuevamente el del baile nocturno que comparten Novak y Holden y
que ha pasado a la historia del cine como uno de los más eróticos de todos los
tiempos.
La música aporta una partitura orquestal solemne y dramática, con intervalos
románticos, muy al estilo de Leonard Bernstein. Añade piezas de baile, como el
"Madison" y otros. La fotografía, luminosa y colorista de día, alcanza niveles
culminantes en las escenas nocturnas. A destacar el magnífico cartel de Joan
Miró del dormitorio de las hermanas Owens. Las interpretaciones de Holden y
Novak, por cierto su primer papel de protagonista sobresalen por su buena
química y convicción. Les acompaña un elenco de excelentes secundarias. El guión
recrea el ambiente costumbrista de una pequeña ciudad. La dirección hace gala de
su habilidad narrativa.
El
film nos ofrece un muestrario psicológico de caracteres insatisfechos,
intentando vivir otras vidas en una pequeña y asfixiante localidad. Nunca el
cine fue tan sensual e incluso sexual, como en este melodrama sureño. Me recuerda mucho a Desayuno con Diamantes, una de esas obras donde el
amor imposible de dos almas aparentemente antitéticas brotará enseguida la
pasión. Cual varita de Potter de por medio, la historia se torna en milagro y
nos sorprende con el final feliz que clamamos por obtener media hora antes de
que termine la película.
La historia no apuntaba bien en su principio, iba camino de un melodrama al
estimo de la mejor Lana Turner, típico melodrama de los cincuenta, moralizante
hasta decir basta, pero terminar en cambio en exaltación de la vida, en un
gigantesco tú si que puedes; la felicidad existe, y puedes alcanzarla, si vas de
picnic con la chica adecuada, y te sobrepones a la banda de hijos de puta que
tratarán de impedir vuestro amor. No te rindas, monta en ese tren y llévate a la
guapa contigo. No mires atrás y sé feliz por favor. Da igual el que dirán, lo realmente fundamental es montar en el tren y dejar que las pardas
pasen una a una. Eso es amor.
No perdáis de vista la historia secundaria de una solterona que llega a la locura por hacer ¿feliz? a un hombre de segunda fila, menos mal que el film termina sin una review de en qué termina su matrimonio a la desesperada. Aparentemente no debiera terminar bien una relación con una persona de esas que como dicen los malvados, han pasado, mas Navidades que Noches-Buenas, pero quién no ha soñado con que esos dos hombres con un destino terminen salvándose de las pistolas mejicanas al final de la cinta. Esta solterona impertinente me recuerda mucho al papel de la suegra de Newman en La Gata sobre el tejado de zinc, cuando todo parecía llevarnos a un premio de consolación, hasta ella puede encontrar marido. y es la trama principal lo que concluye el romanticismo enternecedor. Por favor, permitiros el capricho de ser felices viendo PICNIC otra vez.
Soy un optimista antropológico sin remedio.
Para mi el amor es el sentimiento mas completo del mundo, un lago donde pasean aves de mal agüero, que en muchas ocasiones te hacen sufrir indefinidamente, pero el amor unido al sexo produce un estallido de fuegos de artificio... ¿Qué queda después?, el recuerdo, la vivencia, el olor, un roce, unos besos sin rumbo fijo, ni origen concreto, pero ahí de aquel que no se haya sentido amado, deseado o utilizado, porque la vida continua, pero no es lo mismo, sin este terceto. PICNIC los amasa, los sirve en platos fríos, pero con un segundo plano de calor, excitación y libido siempre alerta, es uno de los mosaicos mas perfectos donde Joshua sitúa a sus personajes, y nos deja como en las obras de Tennesee Williams, aunque con suavidad obligada, un cierto olor a sudor y la desnudez de unos cuerpos necesitados del tacto caliente de una mano.. Todos esperamos en silencio la llegada del placer, de lo desconocido, nos adentramos en la oscuridad y en ella somos los seres con los estigmas con los que fuimos creados, apretamos, danzamos y besamos la suavidad de unos labios desconocidos.... ¿por qué?, porque en lo desconocido está la fuente, el agua que siempre nos prohibieron beber y de la que deberíamos embriagarnos hasta caer exhaustos.
En este epígrafe, creo que algunas realizaciones norteamericanas como La Gata Sobre el Tejado de Zinc, Dulce Pájaro de Juventud, o El Largo y Cálido Verano son los mejores exponentes; son la mejor medicina para el corazón y constituyen "la trilogía definitiva" de la nueva novela contemporánea. Creo que los norteamericanos saben muy bien contar pequeñas historias de verosímil cotidianeidad, que se lo digan a Truman Capote o a Tom Wolfe a su manera, quizás porque carecen de un legado histórico del que hablar. Casualmente, aparece en todas ellas un treintañero de ojos azules, donde brilla con luz propia su belleza arrebatadora y sus interpretaciones memorables. En PICNIC este papel lo asume magistralmente otro actor, un Holden, que puede que nos descoloque al principio, pero brilla al fin.
El amor es misterioso e impredecible, causante de errores y culpable de indecisiones, así comienza mis pensamientos filosóficos cuando recuerdo este film, pero no voy a hablar de la película, permitidme este tema que planteo, como hecho que creo que nos ha sucedido a muchos, pero voy a dar mi opinión y creo que se alimenta en parte de mis experiencias, y en cierto modo lo respiran los protagonistas de esta maravillosa película. La amistad y el amor son los dos sentimientos más fuertes del mundo, al igual que un gran amor no se puede convertir en amistad... la amistad es la antesala de ese mundo de sentimientos que nos hacen grandes, felices, placenteros, gigantes a veces.....a los que nadie podrá cambiar su nombre.
El desprecio con el que el director Joshua Logan ha sido tratado durante décadas
proviene de la crítica francesa que lo minusvaloró en su momento considerándolo
una versión inferior de otro maestro llegado de la escena teatral, Elia Kazan. Y
sin embargo algunas de las películas de Logan se ven hoy con el agrado del buen
melodrama o del buen musical, de la buena dirección de actores y del riesgo a la
hora de tratar temas escandalosos para la época en la que fueron rodadas.
Desde su reestreno en 1996, "Picnic" ha sido catalogada por críticos
norteamericanos tan influyentes como Rogert Ebert como un melodrama
que poco o nada puede escandalizar hoy en día con sus connotaciones
sexuales. Sin embargo, es imposible no dejarse llevar por las bondades de esta
historia basada en una obra del autor de ESPLENDOR EN LA HIERBA, que sirve
como documento histórico de una América no tan distinta a la actual como pudiera
parecer en un principio.
La habilidad teatral de Logan consistía en dirigir magníficamente a sus actores
y en crear dinamismo dentro de sus encuadres. Kim Novak, generalmente una actriz
fría y con un cierto distanciamiento emocional, supo utilizar aquí su
hieratismo en favor de un personaje ajeno a la rural y convencional sociedad que
la rodea y pretende convertirla en un simple florero. Holden jamás
estuvo mejor, sin olvidarle en la obra maestra por excelencia EL CREPÚSCULO DE
LOS DIOSES, de Billy Wilder. Su personaje, el principal de la película, posee la
ternura del granuja que sabe que ha fracasado y que le ha llegado la hora de dejar
la juerga y volver a casa. Y la impresionante actuación de Rossalind Russell fué
siempre
ampliamente discutida como ejemplo de histrionismo sexual. Su reencarnación de profesora de escuela
es algo más que un recurso humorístico: es el vivo reflejo de la madurez
solitariamente trágica al estilo de las heroínas de las obras de Tenessee
Williams.
Una crítica habitual del cine de Joshua Logan se centra en su incapacidad para
componer los planos generales llenos de gente. Si bien es cierto que este tipo
de composiciones son siempre frontales y planas en PICNIC también es cierto
que el rodaje en el recién descubierto Vistavisión ayudaba precisamente a que
planos como esos sufriesen de cierto estatismo que no es criticado en otros
directores de más categoría. Habría que detenerse en la capacidad del director
para hacer metáforas con la imagen, como la del espejo cada vez que la madre de Kim Novak alecciona a su hija sobre la vida que le gustaría que llevase o la de
las gotas de agua del pelo de la actriz que caen en el libro en primerísimo
primer plano de su hermana, para acentuar de esa bella forma el conflicto
existente entre las
dos jóvenes. La famosa, brutal y bella escena del baile, en la que Rossalind Russell,
actriz magistral donde las haya....ebria y
lujuriosa, acaba rompiendo la camisa del fornido William Holden, sigue siendo
para mí el punto mas álgido que he visto en una película que hable tan
claramente sobre la líbido
reprimida. Y lo curioso es que esa escena no es escandalosa, después de años y
años de
coitos y sexo en un cine bastante desorientado, sino porque por si sola, nos produce la tensión más
grande que el sexo puede producir en la pantalla, transformando ya para siempre ese
idílico mundo veraniego, que a partir de la sabiduría de Logan y la
profesionalidad de Rossalind Russell está a punto de romperse en añicos...
No es una obra maestra total, tampoco lo pretendía su
director, ni quizá lo mejor de Kim Novak, la exquisitez y el misterio que la
envolvió siempre vendría con VÉRTIGO, pero posee una frescura subterránea, donde
los sentimientos afloran plano tras plano y nos hacen vernos a nosotros mismos
en ese gran espejo que es el cine....¿Quién no deseó el sudor que mana de un
cuerpo perfecto?, ¿quién no ha bailado intentando provocar un estallido de deseo
en otra persona?, el sentimiento nos mueve, nos hace vivir y el cuerpo se deja,
se abandona. Ya nada importa, solo seguir sintiendo, seguir amando, oler con
furor el sudor de otra piel, junto a la nuestra. PICNIC no es una obra maestra
en el amplio sentido de la palabra, pero puedo asegurar que se disfruta una vez
mas viéndola. Por instantes nos vemos reflejados en ese gran lienzo de Logan,
donde la rutina tiene trazos enrojecidos, el suelo es verde y los duendes que
bailan a su alrededor, nos traen de nuevo la magia del cine con mayúsculas,
cantando la mas excitante de las melodías.