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LOS GIRASOLES

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuatro genios del cine se dan cita en esta película: V. De Sicca, Sophia Loren, Mastroianni y Henry Mancini. A muchos años de su estreno, sigo considerándola una de las películas más bellas que he visto. Me interesa destacar, ante todo, que el film plantea un inquietante y desgarrador dilema ético, al estilo de otras películas como "Casablanca" o "Los puentes de Madison". Y aunque el filosofo Immanuel Kant advertía que no podíamos deducir las leyes éticas de casos particulares, porque una ley ética, para ser ley ha de ser universal, sin embargo, no podemos ver "Los Girasoles" sin preguntarnos: ¿Qué tendría que haber hecho yo, en esa situación? Animo a quien lea este articulo y pueda dar una respuesta convincente. La película tiene dos partes bien definidas. En la primera, exuberante, divertida, arrebatadora, vemos a una de las parejas más célebres del cine incendiarse en una hoguera de pasión napolitana. La Loren, magistral. "Marcello", increíble. La segunda parte, a través de una búsqueda inquietante, nos va conduciendo desde las llanuras rusas cubiertas de nieve hacia esas flores que siempre van ofreciendo su corola al sol...-girasoles-... Un insuperable Mancini compone una de sus más bellas melodías. Tres temas, sobre todo, han inmortalizado a Henry Mancini: el "Moon River" de "Desayuno con Diamantes", la melancolía de las notas van creando un estado nostálgico de búsqueda y deseo, de escapatoria a una situación vagamente indeseable. Con el tema de "La Pantera Rosa", su música se vuelve alegre, burlona y juguetona. En "Los Girasoles" hay un tono de desesperanza y desgarro. Magistral. Mención especial merece la actuación de los protagonistas. Quien piense que Sophia Loren es solamente una mujer bellísima, tendrá que cambiar de opinión, porque en esta película ofrece unos registros de interpretación maravillosos, al igual que Mastroianni. Parece que los dos se han olvidado de sí mismos para meterse en la piel de sus personajes. A Marcello le basta una mirada, un gesto, para transmitir duda, desconcierto, o desesperación. Vittorio De Sicca se aleja del Neorrealismo para adentrarse en las profundidades de los sentimientos humanos, en un melodrama memorable... y no nos olvidemos de los ojos tristes de esa actriz rusa, Lyudmila Savalyeva, que pueden expresar tanto amor y renuncia como para hacer verosímil uno de los finales más bellos del cine. Considero necesario examinar el sentido de la "lealtad" en los tres personajes principales. Sólo así podemos comprender la lección ética que podemos deducir. Esta película de V. De Sicca suscitó un entusiasmo inaudito en una Unión Soviética alejada de Occidente y enclaustrada en su sistema comunista, que no acababa de cerrar heridas de la guerra.

 

 

La película es una historia de amor ambientada en tiempos de guerra y representa la tercera de las películas dirigida por Vitorio De Sica que cuenta con la pareja protagonista formada por Sofía Loren y Marcello Mastroianni. Una coproducción Italia-Francia- Unión Soviética que tiene la particularidad  de ser probablemente la primera cinta occidental que se rodaba en tierras rusas. Todo el film está rodado en auténticos exteriores, tanto de Italia como de Rusia, gracias la fotografía de Giuseppe Rotunno que colaboró estrechamente para los planos rusos con su colega el director de fotografía David Vinitskij. Fue una de las grandes producciones de Carlo Ponti donde Sophia adquiere el principal papel como vector transmisor de las intensas emociones del film. Último de los tres films realizados en los años 60 por Vittorio De Sica al servicio de la pareja cinematográfica de éxito formada por Sophia Loren y Marcello Mastroianni. Escriben el guión Tonino Guerra y Cesare Zavattini con la colaboración de Giorgi Mdivani.  Es nominado a un Oscar (banda sonora), gana un David de Donatello (actriz, Loren). Producido por Carlo Ponti y Arthur Cohn para C. C. Champion (Roma) y Les Films Concordia (Paris), se estrenó el 14-III-1970 en toda Italia.

 

La acción dramática tiene lugar en Nápoles y alrededores, en el frente ruso, en localizaciones próximas al Don, en una pequeña población innominada de la región y en Moscú, a lo largo de un largo período de tiempo que abarca desde 1942 hasta aproximadamente 1952. Antonio Bagliatti (Mastroianni y Giovanna (Loren) se conocen, se enamoran y se casan aprovechando un permiso militar de boda de 12 días, tras los cuales él es trasladado al frente ruso como soldado de uno de los regimiento de la Divisione Alpina Julia. Antonio, electricista, natural de Bellosguardo (Salerno, Campania), trabaja en la región de Nápoles, donde vive con su madre viuda. Se ha resistido durante años al matrimonio. Giovanna, napolitana, hija de un barbero fallecido, se gana la vida como modista. Tiene una lengua viperina, habla elevando el tono de voz y gesticula a la napolitana. El film suma drama, romance e historia. Es el primero que una productora occidental rueda en Rusia. Explora los sentimientos humanos de dos jóvenes unidos por un sincero amor a primera vista, que se ven separados por una guerra incomprensible y un desplazamiento del muchacho a extrañas tierras rusas, inhóspitas e inusuales. Presta especial atención a los sentimientos de incertidumbre, capaces de impulsar en el ser humano el despliegue de esfuerzos inmensos en tareas inverosímiles de búsqueda de información. El ser humano enfrentado a dudas durante un tiempo prolongado tiende a tratar de superarlas a costa incluso de sacrificios y esfuerzos personales importantes. Explora las complejas relaciones entre amor y agradecimiento. Analiza comportamientos humanos derivados de actitudes de lealtad, generosidad y fidelidad. El amor sincero entre dos personas se puede ver interrumpido por causas no deseadas, situadas más allá de la capacidad humana de gestión y desligadas de cualesquiera connotaciones egoístas, desconsideradas o irrespetuosas. El amor de pareja no siempre es permanente, no siempre es para toda la vida, no siempre puede superar todo tipo de contrariedades, no siempre se disuelve por desafecto, infidelidades o deslealtades...

 

 

 

Parte de la película se rodó en Rusia, en aquel entonces la Unión Soviética, país que estaba bajo un régimen comunista que estaba demonizado en occidente. El film de Vittorio De Sica nos da otra imagen del mismo, un país cotidiano donde la gente intenta vivir su vida con normalidad como lo hacíamos en España o Italia o cualquier otro rincón del mundo. El melodrama se centra en una pareja que se enamora y se casa durante la Segunda Guerra Mundial, su felicidad se trunca cuando el marido es enviado al frente soviético que era letal para los combatientes españoles e italianos nada acostumbrados a los rigores del invierno polar ruso. No se reciben noticias del soldado desaparecido y se inicia una dramática búsqueda. La esposa viaja a la Unión Soviética sin desfallecer pero un fuerte desencanto le espera. La trama gira alrededor de una situación melodramática rodada en 70 mm que en su época mostraba una imagen nítida y espectacular. La búsqueda de la esposa en pueblos donde fueron enterrados miles de soldados es muy dramática, como el impactante campo de girasoles donde los alemanes enterraron italianos y rusos, hombres, mujeres, niños y ancianos en una fosa común es espeluznante. Encima de la dantesca fosa fueron plantadas las semillas de girasol que crecen erguidas sobre los cuerpos de los desafortunados que murieron en una guerra inútil. La actriz rusa Lyudmila Savelyeva es poco conocida en España porque la censura bien se cuidaba de que el cine ruso no se proyectara en nuestras pantallas, pero sí la vimos en una excelente versión de Guerra y paz  de Sergey Bondarchuk que recomiendo encarecidamente. En cierto modo Lyudmila es el contrapunto de Sophia Loren, la actriz rusa es sobria pero la Loren es latina y expresiva, a veces exageradamente expresiva con sus ademanes y movimientos de manos. La segunda parte centrada en la dramática búsqueda en la inmensa Unión soviética es mucho mejor que la anterior centrada en los arrumacos de la pareja. Todas las secuencias que muestran la vida rusa de la época, lejos de los estereotipos que nos vendían en occidente, así como esos planos sobrecogedores de campos con cruces que llevan los nombres de los italianos que fueron a morir a tierras extrañas para defender unos intereses que no eran los suyos, son impresionantes.

El relato es realista. Reflexiona a partir de la realidad, que trata de observar, describir y en la medida de lo posible, explicar. No le interesan los elementos argumentales fantasiosos o imaginarios. Esta actitud no impide, sin embargo, que el realizador ofrezca imágenes cargadas de simbolismo, como la multitud de niños a la carrera que acompañan a los recién casados a la salida de la iglesia, la bandera roja desplegada en doble imagen sobre el campo de batalla de la estepa rusa, el busto de maniquí de la casa de la modista, los soleados campos de girasoles, los paisajes de nieve, frío, guerra y muerte, etc. El girasol, enamorado del sol, simboliza aquí el amor humano de pareja. El metraje se presenta salpicado de humor, como la ingestión involuntaria de un pendiente, el cesto de huevos de la madre, la tortilla de 30 huevos, los arrullos de la pareja en el manicomio, la locura de Antonio... Añade entrañables imágenes de raíz costumbrista, como los trabajadores rusos que salen de la factoría al final de la jornada (a los que dedica planos generales y sucesivos primeros planos descriptivos), las calles de Moscú en un soleado día de verano, el contacto con la prostituta, la discusión de Giovanna con el oficial del juzgado, etc. Destaca la interpretación de Sophia Loren, que entrega un trabajo de gran nivel, secundada por un brillante Mastroianni y una acertada Lyudmila Savalyeva. El bebé de Giovanna es Carlo Ponti Jr. hijo de Sophia Loren. Los tres films de De Sica realizados en los 60 al servicio de la pareja de Loren y Mastroianni son “Matrimonio a la italiana” (1963), “Ayer, hoy y mañana” (1964) y “Los girasoles” (1970). Esta última obtiene un notable éxito de público en su momento. La banda sonora, de Henry Mancini, nominada al Oscar, ofrece una partitura de tonos melancólicos y líricos. Compuesta de 10 cortes, destacan los titulados “Loss of Love” y los descriptivos “Masha’s Theme” y “Giovanna”. El corte “Love in the Sand” respira alegría y pasión. El tema principal, de gran belleza, es el de amor (“Sunflowers”), que se ofrece interpretado pausadamente al piano. La fotografía, de Giuseppe Rotunno, en technicolor, es sobria, realista y clasicista. Subraya el tono melancólico del relato con claroscuros efectistas de brillante ejecución. De Sica nos presenta una película emotiva, sentimental y nostálgica que profundiza en los sentimientos humanos bajo el amparo de un guión muy cuidado, además, el director se decanta por un color que realza la belleza de los paisajes y que enfatiza uno de los tramos de la batalla en el frente. Se trata de la historia de amor de un soldado italiano de Milán, Antonio (Mastroianni), que se enamora de Giovanna (Sophia Loren), una mujer napolitana. La guerra, será el tercer protagonista de esta historia, elemento clave que interferirá como obstáculo entre dos jóvenes enamorados.

 

 

 

Vittorio de Sicca ambienta este relato en plena Guerra Mundial para mostrarnos los horrores del conflicto desde una perspectiva diferente a las películas bélicas. La acción no se centra en el campo de batalla, sino en el terreno de la retaguardia, donde tantas familias quedaron destrozadas por la pérdida de sus seres queridos. El director enfatiza la presencia italiana en la batalla del frente ruso, tan pocas veces representada en pantalla, ya que la mayoría de los relatos solo reflejan la confrontación ruso-alemana. El film comienza con la visión de un campo de girasoles, cuyo significado metafórico se descubrirá a través del relato. Inmediatamente después, aparece en escena Sophia Loren vestida de negro, triste pero con una presencia intensa y luchadora que reclama el paradero de su marido desaparecido en combate. Giovanna, es una mujer de fuerte temperamento que no duda en exigir a todos los estamentos que le pongan fin a su eterna espera y que descubran por fin si su marido ha muerto en el frente o por el contrario, sigue con vida. Vestida de negro, acompañada de su suegra, llora impotente la ausencia de su marido, y sentada en la casa que compartieron comienza el primer flash back de una narración que su director sabiamente fragmenta en diferentes épocas temporales a modo de capítulos, como si de una novela se tratara.

 

 

Este primer recuerdo de Giovanna se centra en la época en la que se conocieron Antonio y ella, viviendo un intenso y breve romance. Por aquel entonces La II Guerra Mundial estaba en pleno desarrollo y la pareja decide casarse para que Antonio, ya reclutado como soldado y pendiente de marchar a África, pueda disfrutar de un permiso por matrimonio. Al final de su luna de miel, están tan enamorados que intentan urdir un engaño para evitar el frente. Pero su torpeza de enamorados hará que los descubran, obligando entonces a que Antonio marche como voluntario al frente ruso. Durante la Segunda Guerra Mundial, habiéndose aliado Italia con Alemania, realizan conjuntamente un ataque a Rusia, que como por todos es sabido, supuso una gran derrota para el Eje Nazi que finalizó con una gran masacre en un territorio infernal, vapuleados por los rusos conocedores de su clima y su territorio. Con una emotiva escena de despedida en la estación finaliza este primer capítulo del film. De vuelta al presente, Giovanna continúa esperando porque tiene la intuición de que su marido sigue vivo. El día que se anuncia el final de la guerra, Giovanna acude como tantas otras familias con la foto de Antonio en la mano a la misma estación de tren donde se despidieron. Ahora, ya sí son visibles los efectos de la guerra, miles de familiares, al igual que nuestra protagonista, muestran fotos de soldados que partieron para el frente ruso, desesperados buscando entre hombres harapientos a los suyos. Los combatientes regresan del frente ruso, pero sigue sin encontrar a Antonio. Uno de los soldados que vuelve parece reconocer la foto de su marido y se abre otro flash back para contar la experiencia que vivió con Antonio como camarada en el frente ruso. En este tramo, se suman la narración contada en primera persona por un soldado que vivió un verdadero infierno blanco, congelados por el frío y la nieve; y, derrotados por los rusos, con imágenes insertadas a modo de recreación de la batalla en mitad del gran manto siberiano. Heridos, hambrientos y casi muertos de congelación las tropas italianas y alemanas intentan la retirada. Bastan un par de escenas en el frente para comprender el gran sufrimiento de estos hombres. El soldado cuenta que intentó ayudar a Antonio, herido en una pierna, sin apenas poder andar ni tener un lugar donde refugiarse tuvo que abandonarlo en la nieve, donde ve cómo los cadáveres de los soldados salpican la blanca llanura. Allí, Antonio fue abandonado a una muerte segura. Sin embargo, Giovanna se niega a aceptar la muerte de su marido y decide volver a Rusia en su busca.

 

 

 

Dura epopeya la de una mujer valiente y fiel a su amor que al final del viaje hará un descubrimiento que romperá todos sus cimientos. De nuevo, una estación de tren sirve de marco a una escena demoledora, donde Giovanna descubre la otra vida de su enamorado. La Loren, que se luce en el papel de recia italiana capaz de cruzar miles de kilómetros para buscar a su esposo, encontrará una sorpresa que pondrá fin a su felicidad. Mastroianni también ofrece una actuación destacable, en un papel igualmente intenso en emociones. De Sica traslada el relato desde Nápoles, momentos en que todo era felicidad para una joven pareja, como bello escenario introductorio de una historia que nos conduce hasta una Rusia representada tanto en el campo de batalla como en la posguerra, tras la muerte de Stalin. El último tramo de la historia, donde se vuelve al entorno italiano, pasados los años y cambiados los protagonistas, nos dejan un intenso final para el recuerdo:

 -Antonio: No puedo explicarlo, pensé que podía contártelo, pero no sé cómo. La guerra cambia a las personas, cambia los sentimientos…no puedo explicar lo que viví allí.-

 La cámara por lo general se mantiene sin excesivos movimientos. Destacan los grandes planos y los medios salpicados con los momentos de sufrimiento vividos por los personajes.

 

Los elementos clave para ganarse el corazón del espectador en este filme, son por un lado la excelente música de Mancini y la firme interpretación de dos de los grandes del cine italiano de todos los tiempos, una Sophia Loren en su papel de mujer napolitana de carácter indómito, muy alejada de los papeles de sex símbolo y Mastroianni, siempre tan camaleónico en sus emociones, en un ejercicio de interpretación de hombre humilde , cariñoso y jovial, que sufre la experiencia de una guerra para madurar de golpe e impregnarse del halo nostálgico con el que sobrecoge en la segunda parte de la película.

 

 

 

 

Esta fue la tercera de las películas dirigida por Vitorio De Sica que tiene como protagonistas a la pareja formada por Sofía y Marcello.

 

  Los actores compartieron cartel en otras 11 películas:

 

 La ladrona, su padre y el taxista, de Alessandro Blasetti (1954)

 La bella campesina (La bella mugnaia), de Mario Camerini (1955)

 La fortuna di essere donna, de Alessandro Blasetti (1955)

 Ayer, hoy y mañana, de Vittorio De Sica (1963)

 Matrimonio a la italiana (película de 1964), de Vittorio De Sica (1964)

 Questi fantasmi, de Renato Castellani (1967)

 La mujer del cura (La moglie del prete), de Dino Risi (1970)

 La pupa del gangster, de Giorgio Capitani (1975)

 Una giornata particolare, de Ettore Scola (1977)

 Di sangue fra due uomini per causa di una vedova. Si sospettano moventi politici, de Lina Wertmüller (1978)

 Prêt-à-Porter, de Robert Altman (1994)

 

 

 Espectacular, desgarradora, un drama romántico maravilloso, muestra la lucha de una mujer por el hombre de su vida, por el otro lado el hombre luchador que sobrevive y encuentra los valores hogareños de la mujer rusa, Drama-Bélico-romántico. Planos cámara abiertos en paisajismo, grandes fotografías estables. La fórmula perfecta entre Mastroianni y Sophia Loren.Los girasoles es una de las más bellas historias de amor del cine. Tiene emotivas y bellas escenas que nos atrapan y nos hacen compartir la historia. Su banda sonora envolvente y oportuna es un broche de oro. Me gustó en los setenta y me sigue gustando hoy. La recomiendo. La fotografía de los paisajes de la estepa rusa y los dos principales motivos musicales compuestos por Henry Mancini -muy logrados en su tono melancólico- consiguen recrear una bella historia de amor donde se hace cierto aquella sentencia de que la peor nostalgia es la nostalgia de algo que nunca existió.

 

Las localizaciones de los exteriores están muy logradas y nos retraen maravillosamente a la Rusia e Italia de la posguerra.

 

 

En definitiva la recomiendo por su calidad, su valor y por varios conceptos...

A pesar de ese poso de amargura que deja la sin razón de la estúpida guerra.

 

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