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LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC

 

 

 

 

 

 

Antes de comenzar mi articulo, quiero hacer una puntualización... Esta película, junto con otras tres, forman parte de mi amor hacia el cine, en ella veo reunidos todos los alicientes para que mi vida se haya convertido en un camino hacia ese crepúsculo de dioses, aferrándome a mi mitomanía, donde me siento un hombre feliz. El cine es algo que no tiene dimensión y sobre él danzo sin cansancio.

 

 

Al hablar de esta película me sucede lo mismo que con "¿Quién teme a Virginia Woolf?", porque se trata de una película tan profunda que sobrepasa. Estamos sin duda ante la mejor obra de Tennesse Williams, toda una reflexión sobre la pasión, la familia, el amor, la envidia, la codicia... Es toda una reflexión sobre la vida y sobre el ser humano. Lo mejor de la película, a parte del maravilloso guión, son sin duda las interpretaciones, no hay ni un solo actor que sobre y ni uno que haga una mala actuación en esta película. todos están brillantes; Elizabeth Taylor, Paul Newman (en uno de los mejores papeles de su filmografía), Burl Ives (soberbio), Judith Anderson... Todos bordan su papel, todos dotan a sus personajes de un realismo y una vida que asombra. Los diálogos son también de una viveza que atrapan al espectador de principio a fin y que hacen que las horas vuelen. La primera hora de la película es del todo portentosa, todo ironía. En definitiva, una obra maestra, es toda una lección de lo que es hacer cine y de lo que es saber dirigir un film. Es una película que después de vista no se olvida tan fácil y que llega a conmover al espectador y no lo deja indiferente. Una gran pieza cinematográfica, todo ser humano que se haga llamar cinéfilo por ningún motivo puede perder no verla. Considerada así sin disponer de grandes decorados, repartos extensos y repletos de nombres famosos, tampoco escenas de grandes masas. Personalmente me llama la atención los diálogos, sencillamente grandiosos y ni que hablar de las soberbias interpretaciones de absolutamente todo el reparto, la elección de los actores fue estupenda, no nos imaginamos a otros actores interpretando sus personajes... Pero de este grupo de notables actores el que se lleva todos los pergaminos es Burl Yves donde cada salida en pantalla es soberbia. Elizabeth solo contaba con 26 años y era viuda. Aunque había dado muestras que se quería retirar, la trágica muerte de su esposo la animo a seguir trabajando. Donde lo primero que hizo fue concluir el interrumpido rodaje de “la gata….”, Richard Brooks la eligió a ella desechando por segunda vez consecutiva a Grace Kelly, Lana Turner, Vivien Leigh y Susan Hayward, siguiendo la recomendación del maestro Tennessee Williams la cual se refería de ella así:” Primero es una belleza, luego es una combinación de niña y prostituta. Tercero, quiere amar apasionadamente y ser amada. Y finalmente, oculta algo”. Pese a los difíciles malabares que tuvo que sortear por causa de la censura, esta fue un rotundo éxito de taquilla con seis nominaciones a los premios de la academia incluyendo el de mejor película, director, actor y actriz principal. Aun que no obtuvo ningúno; este film gano el mayor premio y es el recuerdo eterno de todos los que amamos el buen cine.

 

 

 

‘La gata sobre el tejado de zinc’ es una de las películas más famosas en la filmografía de Paul Newman. También en la de Elizabeth Taylor, quien sin duda realizó una de sus mejores interpretaciones. Lo cierto es que estamos hablando de uno de esos clásicos que generación tras generación va ganando adeptos y consolidándose su fama de título inmortal a través del paso del tiempo. Basada en la obra homónima de Tennesse Williams, quien primero no comulgaba con la versión cinematográfica, y años más tarde opinaba un poco mejor. Es evidente que una obra en la que el sexo está continuamente presente —el protagonista es homosexual, como el propio autor de la obra, y la mujer actúa desesperada por el deseo que siente hacia su marido— la llamada censura, que tantos y tantos males ha provocado por desconocimiento, iba a impedir lo explícito de la homosexualidad del personaje central masculino, algo que no gustó mucho a Williams, que además quería a Vivien Leigh para el personaje femenino. Paul Newman, en un papel que antes fue ofrecido a Montgomery Clift —y Robert Mitchum —habría sido realmente interesante de ver— pensaba que estaba filmando un guión fiel a la obra y cuando descubrió las diferencias expresó su disgusto. Con todo un Richard Brooks en plena forma logra compensar esos cambios tan considerables, realizando un film lleno de detalles muy ingeniosos en la puesta en escena, evitando las limitaciones al respecto en una obra teatral adaptada. La acción se desarrolla en tres espacios vitales en el interior de una mansión sureña. En el piso superior la habitación de Brick y Maggie (Newman y Taylor), donde el primero se somete a los delirios del alcohol —el actor da vida a un borracho muy curioso, nunca perdiendo el norte— pues tiene motivos para ello, es un ex-atleta al que las ovaciones del público le llegan como ecos tras una borrachera monumental en la que se rompe un tobillo, su mejor amigo, Skipper —vital en la narración—se ha suicidado, y no es capaz de dejar embarazada a su mujer Maggie. Si hay un director capaz de adaptar a la pantalla los farragosos y opresivos textos literarios de Tenesse Williams y otros autores de estilo similar, y no sólo de adaptarlos sino de lograr que el público los entienda y se identifique con alguno de los personajes, ese no es otro que Richard Brooks. Lo hizo varias veces y en todas ellas salió airoso: "Los hermanos Karamazov", "La gata sobre el tejado de zinc", "El fuego y la palabra", "Dulce pájaro de juventud". "La gata sobre el tejado de zinc" cuenta la historia de un rico patriarca y de sus dos hijos: Gooper y Brick. Gooper, el mayor, ha hecho siempre lo que su padre le ha pedido, es un hijo modélico y que espera, por ello, una pronta recompensa. Brick, el menor y favorito del padre, se ha convertido en un alcohólico y desdeña todo lo que se refiere al dinero de su padre. Pero las mujeres de ambos tienen mucho que decir.

 

 

 

 

 

Como obra maestra que es, muy poco se puede añadir a todo lo que se ha escrito sobre ella. Comentaré dos aspectos. De un lado la extraordinaria interpretación de Paul Newman. Es todo un compendio de lo aprendido en el Actor's Studio, brillantemente reflejado y remarcado en esa manera de coger el vaso de whisky, caminar con la muleta de madera o llenar la jeringuilla del padre. Es una actuación prodigiosa. De otro lado, uno no deja de preguntarse cómo diablos Richard Brooks consigue que el teatro no sea teatro, es decir, cómo una obra tan 'brutalmente' teatral nos sea presentada con tanta naturalidad. Naturalidad en la dirección, en los ambientes, en las interpretaciones. En definitiva, cómo puede ser tan sumamente 'creíble'. Lo dicho...obra maestra. Cine del bueno para disfrutar, admirar y reflexionar. Esto de reflexionar... ¿nos acordaremos de lo que es?... Es en ese espacio, entre íntimo y violento, en el que las muletas que lleva Brick simbolizan el hecho de que no puede valerse por sí mismo en cuestión de emociones, y a veces son utilizadas como símbolo fálico. En ese nivel el espejo será el objeto que refleje los impulsos contenidos de Brikc hacia Maggie, y una cama el símbolo de los ardientes deseos de ella. Sublime el instante en el que la madre de Brick, golpea esa cama, porque los problemas de las parejas son siempre por eso. Genial adaptación cinematográfica en la que la química de los dos personajes protagonistas es indiscutible al igual que la profundidad de los diálogos. Saltan chispas de las palabras, de las miradas. Magníficas interpretaciones y soberbio guión. Esta película tiene como tema principal la vida misma, con sus miedos y rencores. Es inquietante la atmósfera que se crea entre los dos protagonistas, a cada cual más orgulloso, más herido y con más miedos. Cierto es que si uno se calla las cosas y se las traga al final se va pudriendo en su interior. Newman se evade con la bebida, Ives con su carácter y Taylor con el optimismo de que las circunstancias pueden cambiar. Otro punto interesante es la forma de reflejar el deseo, palpable en cada gesto de la Taylor y ello sin besos ni caricias ni desnudos. Hoy día me parece impensable crear ese clima sin tener que recurrir a lo morboso. Esta película consigue con "lo menos, lo más". Como he dicho, los diálogos son muy buenos, a destacar por su profundidad la frase del padre "...déjame, quiero sentir el dolor, eso indica que aun estoy vivo...". En cuanto al final, no deja indiferente al espectador, ya que lo lleva esperando desde los primeros minutos de la película.

 

 

Todo el relato gira alrededor del cáncer del patriarca de la casa, un inconmensurable Burl Ives, actor en el que pensaba Williams mientras escribía el personaje. Así pues, el nivel medio, junto con el exterior de la casa representan el lugar donde esa verdad saldrá a la luz, el lugar donde el hermano mayor de Brick y su indeseable esposa intentarán velar por sus intereses de cara a una jugosa herencia, y también donde Brick, en medio de una significativa tormenta, romperá su muleta teniéndose que apoyar en Maggie, sutil metáfora de lo que sucederá más tarde. El sótano, lleno de recuerdos y recuerdos, es el lugar de los verdaderos sentimientos, donde Brick y padre arreglarán por fin sus diferencias, alegando al verdadero legado que te puede dejar una persona: el amor. Brooks, que sabía un rato sobre espacios escénicos y cómo mover la cámara por ellos, aprovecha cada rincón de la casa, cada esquina, puerta, muro, ventana, y sobre todo las escaleras, aquellas que separan el cuarto de Brick y Maggie del resto, y que salvo el final, muestra a Brick subiéndolas o bajándolas con dificultad, como evidente alegoría a sus miedos. En un principio ‘La gata sobre el tejado de zinc’ iba a filmarse en blanco y negro, pero Richard Brooks decidió hacerlo en color —anotemos que en aquellos años el color y el blanco y negro estaban a la orden del día, no como hoy— para que el público pudiese disfrutar de los ojos de la pareja protagonista. Una sabia elección que hace que la película salga ganando a la hora de transmitir los deseos reprimidos y las frustraciones de ambos. Sentimientos s flor de piel en el más puro estilo de Tennesse Williams y sus calurosas historias. Los productores no confiaban demasiado en la elección de Paul Newman, pues sus tres films anteriores no habían recaudado mucho en la taquilla. Hoy día puede verse como uno de los aciertos de casting, junto con Burl Ives, y no sólo por eso, ya que la película fue un éxito de taquilla, a lo que probablemente contribuyó la presencia de Elizabeth Taylor y su azarosa vida privada. De todos modos, el actor controla todos y cada uno de los tics del Actor’s Studio, logrando una composición entre patética, como sus desvaríos con el alcohol y sus enfrentamientos finales con su padre, haciendo muy creíble el cambio final con respecto a la novela.

 

En el libro Brick es violado literalmente por su esposa para poder quedarse embarazada. Ella miente a su suegro diciendo que va a tener un bebé, y Brick, en una explosión de rebeldía, y sobre todo de comprensión hacia su progenitor —quien al borde de la muerte es capaz de redimirse—, sabiendo por primera vez lo que quiere, decide apoyar la mentira de Maggie entrando con ella en la habitación donde les espera la cama de matrimonio, el lugar donde las parejas se reconcilian. En la década de los 50, Hollywood vivía un momento un tanto delicado comparado con el esplendor de los años 40, debido al auge de la televisión y al prestigio que había ganado el cine europeo. Parte de este prestigio se debía a que las películas italianas, y más adelante las suecas y las francesas, tenían un planteamiento más adulto y abordaban cuestiones que el código Hays de censura vigente en USA desde los años 30 no permitía. La gata sobre el tejado de zinc es uno de los mejores ejemplos de las contradicciones del celuloide hollywoodiense de esta época, que quería abordar temas escabrosos, pero que tenía que suavizarlos y disimularlos a causa de los censores, desdibujando a veces las historias y dificultando su comprensión. A muchos años de su estreno, no puedo encontrar esta película más vigente. Y es que ésa es una de las virtudes de las grandes películas: el no envejecer; así Richard Brooks consiguió hacer una de las mejores películas de los 50's en esta fabulosa adaptación de la obra teatral de Tennessee Williams. Aquí hay de todo: envidia, resentimientos, desamor, hipocresía, ambición, frustración, celos, muerte....... y en medio de todo esto una mujer dispuesta a todo por salvar su matrimonio. Personajes inolvidables encarnados por un puñado de grandes y extraordinarios actores. Elizabeth Taylor es la gata del título: sensual, aguerrida, pero frágil y vulnerable a la vez todo en una interpretación memorable que la hacía vislumbrar como una de las grandes actrices de la historia del cine. Paul Newman es su atribulado marido quien esconde un secreto que sumado a sus resentimientos le impiden ser feliz pese a que tiene todo para hacerlo, una delicia de personaje a quien Newman dota de gran humanidad y tremenda credibilidad.

 

 

 

 

El gran Burl Ives en una excelente actuación interpretando a Big Daddy, el patriarca de la familia que quiere controlar todo y a todos, pero que en el interior no es menos sensible que cualquiera de ellos. Judith Anderson es la amante esposa, tan perfecta que raya lo insoportable al punto de tolerarle todo al marido incluso el gran desprecio que él en algún momento de la película evidencia. En la contraparte figuran Jack Carson y Madeleine Sherwood como el hijo mayor del matrimonio y su esposa, cuya ambición desmedida puede llegar al punto de fomentar la destrucción de la relación de la pareja protagónica. Perfecta por donde se vea, es un film que seguirá perdurando.... El título original incluye la palabra caliente, y la identificación entre la protagonista, Maggie, y la gata alude al estado de celo de los animales. Brick, su marido, no puede satisfacer la sensualidad de Maggie la gata por una razón muy sencilla: es homosexual. La película, no obstante, complica las cosas, puesto que pretende hacer una adaptación muy fiel, a través de una puesta en escena teatral, de una obra, sin poder abordar abiertamente uno de sus temas centrales, la homosexualidad. En la obra de teatro, Brick vivió una estrecha amistad con otro chico, Skipper, que acabó declarándole su amor antes de suicidarse, incapaz de aceptar su tendencia sexual. Esto sume a Brick en una depresión producida por la ausencia de Skipper, al que él también amaba aunque nunca se atreviera a reconocerlo, ni siquiera ante sí mismo. La presencia de Maggie le repugna una vez que es plenamente consciente de su homosexualidad y de que Skipper es la persona con la que habría querido estar. En la película, se puede intuir hasta cierto punto el triángulo existente entre el matrimonio y el amigo muerto, pero la historia queda muy desdibujada, no llega a estar clara la razón de la muerte de Skipper, ni por qué este hecho le afecta tanto a Brick. Para evitar el tema tabú, el film se centra en otros aspectos, también muy característicos del universo de Tennessee Williams, como son la decadencia, evidenciada en el alcoholismo de Brick, cuya debilidad e incapacidad para valerse por sí mismo se plasma físicamente en la muleta que necesita para caminar, o la familia disfuncional sureña, con el patriarca déspota, la madre sumisa, el hijo ambicioso y los sobrinos de Brick y Maggie.

 

 

 

 

Todos le tenemos miedo a la verdad porque la verdad puede ser dolorosa y, aunque siempre es preferible a una mentira, muchas veces puede condenarnos a una vida de amargura, una vida en la que nuestro interior se retuerce como hoja que la llama engulle y sólo el alcohol con su efecto en los sentidos puede aplacar tanto dolor. Eso es lo que le pasa a Brick, un hombre que parece que sintió algo más por un amigo suyo y ahora ahoga esos sentimientos prohibidos entre whiskys y con un matrimonio no muy bien relacionado, en el que él llega incluso rechazar un vaso en el que ella ha bebido. La tensión es patente en esta magna obra del cine y Taylor- Newman nos hace vibrar e incluso estremecernos con ese drama existencial en el que el amor, lo prohibido y el pasado se entremezclan con endebles hilos que parecen se fueran a romper en cualquier momento. El tejado de zinc quema, pero la gata resiste, comprende lo que Brick siente y sigue amándole a pesar de todo, una gata con un precioso vestido blanco que resalta esos ojos violáceos, una gata que lucha por lo que cree que es suyo y que llora con una terrible dulzura sentada en su cama de cabecero dorado. Completa esta magna obra un padre moribundo, pedante y odioso que sabe ver en el corazón de las personas y admira a las almas atormentadas, pero de buen fondo, rechazando la hipocresía y la mediocridad de su horrorosa nuera y esos nietos tan relamidos e insoportables. El padre ama a Brick a pesar de ser un auténtico fracasado y ama a la gata luchadora, ama la dolorosa cara de la irremediable verdad, de la muerte que afila su guadaña y se enfrenta a ésta para asentar su imperio sobre los nobles corazones, no sobre las apariencias y falsedades... Destacar la frase de Liz: "Estoy viva, ¿comprendes?... Vivo todavía, ¿por qué le tienes tanto miedo a la verdad?" Sencillamente genial, es uno de los mejores clásicos que he visto en una atmósfera agobiante y opresiva que nos transporta al calor sureño, a los corazones atormentados, la lucha por el dinero y el amor en todas sus posibilidades... Disfrútenla. Sin duda el personaje más interesante de la función es Maggie la gata, sensual, vital, de origen humilde y arribista, un personaje simpático para el espectador pero ambiguo, que ama a su marido, pero cuyo amor está basado en buena parte en el deseo sexual y en el dinero de su familia política; un tipo de mujer muy alejado de los estereotipos que hasta entonces había manejado el cine clásico, que se limitaban a la chica buena virginal o la arpía sin escrúpulos. Desesperada ante un hombre con el que no puede utilizar su mejor baza, la exhibición de su sensualidad, su orgullo y ambición le impiden darse por vencida.

 

Mis escenas destacadas:

 

Maggie se quita el vestido de forma sensual delante de su marido, que la mira con apatía. La indiferencia de él contrasta con el deseo sexual de Maggie, que define a través de la metáfora que da título a la película, se siente como una gata sobre un tejado de zinc calentado por el sol. Brick le responde que haga lo que hacen los gatos, que salte de un tejado a otro...diviértete

 

Provocado por Maggie, Brick le tira la muleta. Para recogerla, tiene que arrastrarse por el suelo ante la mirada de uno de sus sobrinos. Cuando el niño pregunta qué hace el tío Brick tirado, éste responde que intentar matar a la tía Maggie.

 

La familia intenta ocultarle al abuelo que tiene un cáncer irreversible. Éste trata con desprecio a su mujer y a su otra nuera, pero no a Maggie, que le miente diciéndole que está embarazada.

 

 El final feliz de la película, en el que Brick y Maggie se reconcilian y se disponen a tener un niño, es radicalmente distinto al de la obra teatral, en la que Maggie se aprovecha de la indefensión de Brick a causa de la muleta para forzarlo y quedarse embarazada en contra de la voluntad de su marido.

 

En España, a la importante mutilación que sufrió la película para adaptarse a lo aceptado por el código Hays de Hollywood, se sumaron los rigores de la censura franquista en el doblaje. Cuando Brick le dice a Maggie crudamente, para quitársela de encima, -take a lover- (búscate un amante), la versión española lo reemplaza por un mucho más suave y ambiguo ese diviértete, dificultando más la comprensión del argumento.

 

 

Contra la oscurantista censura de la época, que obligó a buscar la mayor sutileza en los diálogos y situaciones de la historia, y superando el drama que vivió la actriz, Elizabeth Taylor, cuyo esposo, el productor Mike Todd, pereció en un accidente aéreo cuando el rodaje aún estaba en marcha, la eficacia de esta obra maestra se mantuvo incólume, y el director Richard Brooks, logró preservarse en el cenit de su carrera. Huelga decir que, inmejorables fueron las actuaciones de Paul Newman, Liz Taylor, Burl Ives y todo el resto del reparto. Ganador por segunda vez del celebrado premio Pulitzer, Tennessee Williams, nos brindó con “Cat on a Hot Tin Roof”, una virtuosísima obra dramática que alienta al diálogo, a la reflexión y a la comunicación decidida, como única forma de sanar resquemores y asumir por fin nuevas actitudes. Para que haya paz y luz, una comunicación clara, directa y objetiva, es lo que puede estar faltando en muchísimas familias. Recomendaría esta película y ¡a disfrutar del cine! Ves en algo menos de dos horas, en una sobria e intensa sesión de cine, un conjunto de temas eternos, abordados en la obra original y aquí con maestría y profundidad, y que llegan, y mucho, al espectador. Sorprende que la película, tras años, no haya perdido, sino que gana... ¡Qué diálogos! ¡Qué pena de mendicidad! Impresionante. Si tuviera que destacar una escena: la preciosa y emocionante escena en que transcurre la conversación en el desván entre padre e hijo en la última parte de la película que finaliza con la subida por la escalera. Pero hay miles de escenas para rememorar, todo depende del momento en que se vea. La última parte de la película hasta su final, es perfecta. Por otro lado, como consecuencia de su adaptación al cine, parece que se eludió profundizar en la relación del personaje interpretado por Paul Newman con su amigo Skiper, y esto se percibe al ver su versión cinematográfica

 

 

 

 

Tuvo un éxito de taquilla muy considerable, recaudando más de cinco veces su coste. Aparte de la fama de la obra original y de la buena acogida de otras adaptaciones al cine de Tennessee Williams, un factor clave del éxito del film fue juntar a Elizabeth Taylor en su mejor momento profesional con un Paul Newman que empezaba a despuntar como estrella. Consiguió seis nominaciones al Oscar en las principales categorías: mejor película, director, actor y actriz protagonistas, fotografía en color y guión adaptado. No obstante, fue una de las grandes derrotadas de los premios de ese año al no obtener ningún galardón. La mejor película resultó ser Gigi. No conozco padres más equivocados que aquellos que creen que, para ganarse el afecto de sus hijos, solo necesitan darles cosas, regalar dinero, juguetes, ropa, objetos modernos… pero, de sí mismos ¡absolutamente nada! No tienen tiempo para jugar, para salir junto a sus hijos, para hablar como dos buenos amigos… No saben dar un abrazo, una caricia o un beso… y ni siquiera se enteran en que mundo viven, ahora, sus muchachos... y claro, la ausencia motiva el desafecto, el abandono emocional inspira el desencanto, y la falta de calor conduce a la frialdad, porque las cosas tan sólo llenan un espacio físico, pero, el cariño y la presencia-presente es lo que satisface el alma y alegra el corazón. Brick Pollit, es un exjugador de rugby que se ha vuelto alcohólico; se acaba de lesionar un pie por seguir creyendo que aún conserva la destreza de sus veinte años, y ahora, en la mansión de la familia, se encuentra al lado de Maggie, su bella y enamorada esposa. Después, llegará su rico padre, dueño de grandes extensiones de tierra y de la plantación, donde se le va a celebrar su cumpleaños número 65... y resultan entonces reunidos, el amo, Ira la madre, Brick y Gooper los dos hermanos, Maggie y Mae las dos nueras, y los traviesos hijos de Mae, esposa de Gooper, el abogado de poca credibilidad en la familia. Entonces, todo está servido para un día de clase alta, pero quizás, la hasta ahora amargada familia, consiga sacar a flote las muchas cosas guardadas y reprimidas que denegaban la esperanza, y es bien probable que, en cualquier momento, la luz se abra camino por entre aquellas frías paredes que, hasta hoy, apenas han servido para los demás.

 

 

Es importante saber que aunque está basada en la obra teatral de Tennessee Williams, lo que hizo el director y guionista de la película Richard Broooks es modificar substancialmente algunos puntos fuertes de la misma, por ejemplo en la obra original Brick es homosexual, pero en el guión adaptado de Brooks eso se cambió, en la película Brick interpretado por Paul Newman es claramente heterosexual, y está fuertemente enamorado de una mujer a la que al mismo tiempo rechaza, el director deja muy claro este punto en varias fases de la película, las razones de ese odio no las voy a desvelar, pero si que el papel de su esposa Maggie, apodada "The Cat" y de ahí el nombre de la película, lo borda una espectacular Liz Taylor que consiguió su segunda nominación a los Oscars, de la que salió injustamente derrotada por Susan Hayward, hay que entender que Taylor rodó este film tras el reciente fallecimiento de su esposo Mike Todd el que posiblemente fue el amor de su vida, por encima de Richard Burton, como ella en cierta ocasión reconoció, este estado de conmoción y melancolía pudo ayudar a Taylor, los críticos es un punto fuerte que le reconocen a Taylor, sólo se pudo rodar un papel tan perfecto bajo ese estado de semi-shock de la actriz han escrito... La historia personal para Harvey en ese día de su cumpleaños es que conoce por primera vez que está desahuciado, esta misma sospecha la tiene en el hospital donde es internado previamente a la trama del film...desde allí barrunta la idea de ayudar a su hijo Brick a ser el que fue, este sería su empeño, sin embargo al verse desahuciado durante la película esta necesidad se vuelve desesperación... no sabe si le quedan semanas o días de vida, y su futuro, lo que más quiere, es solamente su hijo, y debe ayudarlo, y más tarde legarle su fortuna.

 

 

 

 

. Esta adaptación al cine basó su éxito en un excelente guion, con diálogos sobresalientes, aparte de un gran elenco dirigido por Richard Brooks. Cada papel está bordado con profundidad y los actores funcionan en un perfecto engranaje donde nadie es eclipsado. La pareja Elizabeth y Newman devora la pantalla y embruja con su complicidad. Somos testigos de una historia profunda del sur estadounidense, sin época, debido a la universalidad del argumento. Los escenarios son claramente distinguibles. El jardín representa a la Naturaleza y, en medio de ella, los integrantes de la familia hablan, gritan y su discurso carece de sentido y permanencia. En contraposición, al interior de la mansión conviven los diferentes estados de la precariedad humana. El segundo piso es apto para la hipocresía y las frases entre líneas y, al descender al primer piso, aparecen la ambición, la envidia y la codicia, siendo este estadio propicio para verdades y mentiras descarnadas. Finalmente está el sótano, donde emergen los sentimientos profundos y donde no hay cabida para la mentira, el gran tema de la obra. Este último es el sitio de los afectos, del amor no brindado, de la lealtad, el lugar desde donde se puede apreciar lo que le da sentido a la familia. Si bien no es explícito, el tema de la homosexualidad es central, dando a entender que proviene de la carencia de amor en la relación padre-hijo. Hay algo de puritanismo en esa premisa, debido a la presunción de que el protagonista  no asume responsabilidades y ello conduciría a su afición a las fiestas y al alcohol, lo que supuestamente lo llevaría a ser homosexual, o quizás, dicha cadena de causa-efecto sea a la inversa, que en cualquiera de los casos lleva a una estigmatización de su condición, dicho punto de vista es nítido e interpretado cabalmente por Newman. Por su parte, el papel de la esposa representa la lealtad a toda prueba, una especie de variante del amor, matizada por su origen de precariedad de recursos.


PREMIOS OBTENIDOS

 

6 nominaciones al Oscar, incluyendo película, director, actor (Newman), actriz (Taylor)


Globos de Oro: Nominada Mejor película - Drama y director


Premios BAFTA: Nominada a mejor película, actor (Newman) y actriz (Taylor)


National Board of Review: Top 10 mejores películas

 

 

 Es la gata sobre el tejado caliente que irradia vitalidad sobre el mundo, defiende con celo sus intereses y que representa la esperanza, el empuje y la fe ciega en un futuro mejor.

 

 Brillante película.

 

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